jueves, 28 de febrero de 2013

Si una serpiente se muerde la lengua...

Ilustración de Elena Odriozola

Todo comenzó con una pregunta: «Si una serpiente se muerde la lengua, ¿muere envenenada?» La formuló un niño de seis años y su maestra se limitó a decir: “¡Hay que ver lo que preguntan los niños! Nunca he estado más de acuerdo con un maestro. Lástima que el sentido que ella le atribuía a la frase era prácticamente el contrario que yo le daba.
Durante un año estuve trabajando con los alumnos de un instituto para darle respuesta. Ese fue el principio de una investigación y un proyecto pedagógico que nos cambió profundamente a quienes participamos en él. No creo exagerar cuando afirmo que me hizo ver desde otra perspectiva la literatura infantil, la educación y la infancia. Pues no sólo me descubrió temas, libros, autores y editoriales que hasta entonces desconocía sino que me llevó a reparar, entre otras cosas, en cómo la explicación también es una forma de narración; en adquirir la convicción de que: «No puede saber escribir quien no sabe explicar»; o a estudiar las estrategias retóricas propias de la explicación.
El monográfico Pelusas en el ombligo para Educación y biblioteca [lo puedes descargar aquí] me permitió ponerme en contacto con buena parte de los mejores creadores que se están dedicando a explicarle cosas a los niños y jóvenes en Latinoamérica y España. Fue extraordinaria la experiencia de trabajar en él y me siento muy orgulloso del resultado.
En esta ocasión, no dudé de entrevistar a Grassa Toro [lo puedes descargar aquí] a propósito de su libro Este cuerpo es humano (Barcelona: Thule, 2009), ilustrado por José Luis Cano. Allí se gestó un tema recurrente de nuestras conversaciones, recomendaciones de lecturas y fantasías creativas. Han pasado tres años desde entonces y ha llegado el momento de sintetizar y poner a prueba lo que hemos aprendido. Por eso nos hemos planteamos el taller: Explicárselo, explicárnoslo. El placer de preguntarse, el sentido de comprender. Serán dos fines de semana (9, 10; 16 y 17 de marzo de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 20:00) y una semana de deberes y correspondencia (del 11 al 15 de marzo) destinados a todos aquellos quienes deseen desarrollar destrezas necesarias para explicarle cosas a los niños y aprender y disfrutar mucho en el camino. Lo haremos en Víctimas del Celuloide (c/ Santiago, 8. Madrid). Son 250€ y en el momento que escribo este post sólo quedan diez plazas. Si te interesa, escríbeme: gustavopuerta@gmail.com.
Más información, aquí.

martes, 19 de febrero de 2013

Taller: Explicárselo, explicárnoslo

Isotypo de Gerd Arntz. (www.gerdarntz.org)
Explicar es una forma de narrar. Y pienso que al comparar la explicación y la literatura infantil podemos visualizar ciertos rasgos generales de la escritura para niños que, a pesar de su evidencia, pueden pasar desapercibidos.

En primer lugar, quien explica tiene algo que explicar. Hay un conocimiento precedente. Algo que se sabe o, incluso, que se quiere saber. Pues para muchos, el mejor camino para aprender algo es enseñarlo.
El lector habitual de cuentos para niños o novelas para jóvenes a menudo se encuentra con que muchos de estos libros no cuentan nada o muy poco. Igual sucede con buena parte de los libros de texto. En un caso la narración se centra en el lugar común; en el otro, se recurre a datos o a la presentación de cierta información más o menos descontextualizada. En ambos casos, el contenido es cuando menos deficitario. Hay un problema con el qué contar.

En segundo término, la explicación presupone y se concibe a partir del lector implícito. Pensemos, por ejemplo, en un género como puede ser la receta. Para escribir una hace falta manejar una serie de convenciones propias que van desde el empleo de un vocabulario más o menos especializado, pasando por una sintaxis específica (que implica la enumeración de la lista de ingredientes y cantidades y la organización del procedimiento mediante pasos sucesivos) o elementos semánticos (como las técnicas, los tiempos o temperaturas...). Por cierto, algunos de los rasgos estructurales de las recetas son muy próximos al libro-álbum, como por ejemplo la secuencia, la elipsis, la relación texto-imagen.
Pero para escribir una receta no es suficiente manejar estas convenciones. También hace falta anticipar las dificultades y problemas que puede experimentar el lector; emplear recursos como la fotografía o la ilustración para aclarar ciertos pasos; tomar en cuenta factores externos como el precio de los ingredientes y si éstos se encuentran fácilmente en el mercado; o contemplar otros elementos como el tiempo de elaboración, el número de comensales, los valores nutricionales o el soporte o medio donde se va a incluir esta receta.
En conclusión, escribir una receta, como cualquier otra explicación, implica preguntarse por el cómo en función de un quién y un dónde. En este sentido, pienso que muchos de los problemas que encuentro en la narrativa infantil española actual están vinculados directamente con el hecho de que o bien sus autores no tienen en cuenta al lector implícito o bien la imagen que tienen de éste es muy vaga. Se olvidan del para niños.

En tercer lugar,  bien se trate de una obra ficcional o de una divulgativa, me interesa mucho comprender su para qué. Esto es, su sentido. Desconfío de los libros para niños que anteponen cualquier objetivo al placer. Es precisamente el para qué el que nos indica si el autor del libro en cuestión se sitúa en una relación vertical u horizontal frente al niño. Usualmente detrás de fines loables, buenas intenciones y otras grandes empresas en la literatura infantil se esconden posiciones autoritarias que restringen la libertad interpretativa del niño, su curiosidad y su goce.

El qué, el cómo y el para qué son solo tres elementos de la explicación que nos permiten ahondar en la literatura infantil. Grassa Toro y yo, Gustavo Puerta Leisse, abordaremos estos y otros asuntos en el Taller Explicárselo, explicárnoslo. El placer de preguntarse, el sentido de comprender. Será una experiencia única: dos fines de semana de trabajo presencial (9, 10; 16 y 17 de marzo de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 20:00) y cinco días de actividades y correspondencia virtual (del 11 al 15 de marzo) para elaborar un Almanaque para niños. Esto será en Víctimas del Celuloide (c/ Santiago, 8. Madrid). Son 250€ y sólo hay dieciséis plazas. Si te interesa, escríbeme: gustavopuerta@gmail.com. Ya os iré contando más cosas.

lunes, 11 de febrero de 2013

El Consultorio. Taller práctico-terapéutico para libros-álbumes

Ilustración de Elena Odriozola

La idea de abrir un Consultorio sobre el libro-álbum viene de la época en que trabajaba en Educación y biblioteca. Se me había ocurrido dedicarle unas páginas de la revista a responder preguntas, inquietudes y problemas formulados por creadores que se estuvieran iniciando (o no) en la literatura infantil. En algunos casos yo mismo contestaría; en otros, pediría la opinión de un experto e incluso contemplé la posibilidad de publicar respuestas contrapuestas. Lamentablemente, las preguntas que recibí eran vacuas y daban poco juego, por lo que terminé abandonando el proyecto.
El principio que me animó entonces es el mismo que me anima hoy a retomar y reformular el proyecto del consultorio: Continuamente llegan a mis manos libros-álbumes que a pesar de sus aportes estéticos, fallan en la estructura narrativa, la construcción de personajes, el desarrollo del argumento o la secuencia. En mi opinión, no sólo se trata de problemas subsanables sino que, además, considero que bastaría con asimilar unas pocas nociones y unas cuantas lecturas para que el creador domine las destrezas necesarias o, al menos, oculte sus debilidades.
Propongo El Consultorio. Taller práctico-terapéutico para libros-álbumes buscando crear un espacio de acompañamiento, reflexión y diálogo que le sirva de apoyo al creador para identificar las posibilidades y fallos de su proyecto y, entre sesión y sesión, pueda sentarse a trabajar y a perfeccionar su libro. Se trata de dos sesiones colectivas al mes y una individual, con una duración mínima de tres meses.
Será un grupo muy reducido, así que si te interesa o tienes alguna pregunta no dejes de ponerte en contacto conmigo: escuelaperipatéticadelij@gmail.com.
Más información: pulsa aquí.

jueves, 7 de febrero de 2013

Armin Abmeier, un acontecimiento extraordinario.

Imagen del juego Wimmel-Memo de Rotraut Susanne Berner (Gerstenberg)
 Entre los años 2006 y 2011 dirigí la sección de literatura infantil y juvenil en la revista Educación y biblioteca. Aunque fue un trabajo absorbente, realizado en condiciones materiales muy precarias, disfruté y aprendí mucho de él. Me permitió conocer y establecer contacto con personas que ampliaron mi perspectiva, me brindaron su sensibilidad y saber, buenas conversaciones y, lo más importante para el caso, artículos, entrevistas e ilustraciones que considero un verdadero aporte a la reflexión sobre la literatura infantil.
Recuerdo que cuando Ana Garralón me propuso relevarla en la tarea de asumir esta sección pensé que necesitaría una base sólida. Así que hice una lista de cinco libros de cinco maestros, quienes consideraba que podrían enseñarme cosas importantes. Uno de ellos era Giulio Einaudi. Como era de esperar, no llegué a leerlo entonces. Lo hago ahora, confieso que con cierto esfuerzo pues lo que esperaba del libro no se corresponde exactamente con lo que éste es. Sin embargo, hallo entre sus páginas sensatas enseñanzas. Por ejemplo, cuando afirma:
Si la edición es conocimiento de los hombres, la edición no es sólo relación cotidiana e intercambio con autores y colaboradores: es también viajar, es también la curiosidad de nuevos encuentros. Conocer a una persona nueva e inteligente es un acontecimiento extraordinario, no es cosa de todos los días. Yo tenía esta posibilidad y la aproveché, aunque lamento no haberlo hecho bastante. Eran mis grandes momentos de respiro, sentía el aire nuevo que penetraba, amalgamándose o no con mis ideales de trabajo. Un encuentro intelectual sorprendente, emocionante, es ya en cierto sentido una relación con un autor, con un posible autor. Cuando digo autor no pienso en nada sacralizado; no pienso en una figura mítica que el editor debe limitarse a descubrir, pulir y venerar como una piedra preciosa o una imagen santa. Pienso justamente en esa compleja trama de relaciones y encuentros en la cual las personas crecen, las ideas se intercambian, pienso en un gran trabajo recíproco, algo muy concreto y material. Pienso en ideologías y temperamentos incluso opuestos. Pienso en un catálogo que encuentra sus grandes articulaciones en algunos nombres que se convierten en símbolos, recorridos reconocibles y necesarios. (Giulio Einaudi en diálogo con Severino Cesari. Madrid: Anaya & Mario Muchik, 1994. pp. 203-204. Nueva edición Trama editorial)
Tuve la oportunidad mientras que estuve en Educación y biblioteca de experimentar en varias ocasiones ese acontecimiento extraordinario que constituye conocer a una persona nueva e inteligente. Una de las que más me marcó fue Armin Abmeier, el editor de Die Tollen Hefte, el testigo de Fluxus, la pareja de Susanne Rotraut Berner, el apasionado coleccionista e inolvidable conversador. Hace unos días me enteré a destiempo de que Armin había fallecido. 
Hoy les dejo esta entrevista, titulada "El performance del editor" [la puedes descargar aquí], que formó parte del monográfico Autoeditamos o erramos, publicado en el número 168 de Educación y biblioteca [lo puedes descargar aquí]. Se trata de uno de los números de los que me siento más orgulloso. Allí también conseguiréis textos de Max, Wolf Erlbruch y Diego Moreno sobre el editor alemán, además de otras joyas.
Si os animáis a seguir las huellas de Armin Abmeier, un primer paso puede ser hacerse con los libros concebidos por él que han sido traducidos al español: Ratas de Wolf Erlbruch (Barbara Fiore), Secuela de una larguísimanota de rechazo de Charles Bukowski y Thomas M. Müller (Nórdica) y Un perro en el grabado de Durero titulado «El caballero, la muerte y el diablo» de Marco Denevi y Max (Media Vaca). [Advierto que únicamente el de Media Vaca es fiel a las características editoriales de la edición original desarrollada por Abmeier].

Otra posibilidad, es ir a los dos libros que entonces Armin me recomendó encarecidamente leer, y que de hecho disfruté mucho, A la casa del viento de Claire Goll (Pre-textos) y Krazy Kat de George Herriman.
Por último: podéis complementar la entrevista que os dejé con esta otra realizada por Leroy Gutiérrez. 
Imagen del juego Wimmel-Memo de Rotraut Susanne Berner (Gerstenberg)

lunes, 4 de febrero de 2013

Deambular alrededor de...

Ilustración de Javier Zabala
La imagen del viejo Aristóteles charlando sobre lo humano y lo divino con sus discípulos mientras caminaba plácidamente por los alrededores del templo de Apolo Licio poco tiene que ver con la realidad histórica. Se trata de una visión idealizada poco fiel a los hechos del pasado.
Aún hoy a los seguidores del filósofo griego se les sigue llamando peripatéticos. A pesar de que en la antigüedad este término no se limitaba a designar esta escuela sino que también hacía referencia a “la conversación que se mantiene durante un paseo”. Allí radica al parecer el origen de la confusión.
Si nos remitimos a la etimología de la palabra encontramos que el prefijo ‘peri’ significa alrededor y el verbo ‘patein’, deambular mientras que el sufijo ‘ico’ se refiere a algo así como relacionado con. Peripatético alude pues al ‘que deambula alrededor’.
Deambular alrededor de la literatura infantil, de la ilustración, de la infancia es lo que mueve mi trabajo y es el origen de esta Escuela Peripatética de Literatura Infantil. Se trata de una actitud de observación, investigación y reflexión que se hace desde fuera, al margen del trabajo editorial, de la academia, de la promoción a la lectura, de las asociaciones del libro... No porque no aprecie el trabajo de estas organizaciones y el indiscutible valor de sus aportaciones sino, más bien, porque son las aproximaciones indirectas, pausadas, sin objeto fijo las que suelo sacarle más provecho y disfrutar más.
Propongo este blog como un registro de talleres, cursos, artículos y reflexiones que tienen su punto de partida o de llegada en encuentros, conversaciones y lecturas. Un espacio, en definitiva, en el que se deambula e invita a deambular.